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blog de laura cano & amigos

DEL CANNABIS Y OTROS

octubre2

Dice la canción de Macaco (moving) ‘Volver al origen no es retroceder, quizás sea andar hacia el saber’ pero aunque nos lo hayamos aprendido a base de cantarla hasta la saciedad el pasado verano parece que no hemos lo hemos interiorizado y estamos lejos de hacerlo.

En los últimos años los movimientos y filosofías se han modificado del ‘ejecutivo agresivo’ de los 90 al ‘hipijo’ (término que reconozco no suena ni mucho ni muy bien pero que fusiona hippy + pijo) con el que parece identificarse a la corriente de estos últimos años.

Los ‘hipijos’ son esas personas que creen en el ecologismo, en la protección del planeta, que se lamentan de la falta de árboles en las ciudades, del maltrato a los animales, de la contaminación de los océanos y la extinción de las especies, por citar sólo algunos ejemplos, y que no dudan en ensalzar las virtudes de la vida tranquila que asocian a las zonas rurales y de montaña. Pero a su vez conducen coches último modelo, visten de marca o de diseñadores independientes, viven en barrios bien comunicados de la ciudad, compran en las secciones gourmet y gustan de cenar en restaurantes cool. Una incongruencia si se toman ambas cosas juntas.

En la parte profesional la mayoría quiere trabajar con flexibilidad de horarios, en profesiones liberales (llamadas así por la libertad de ejercicio en dicha profesión, no porque sean profesionales que frecuentan locales de intercambio de parejas, que también los habrá, claro) y tener un contrato indefinido con un sueldo alto. Vamos, que como sociedad entre los de mi ‘quinta’, algunos de delante y muchos de detrás, estamos muy perdidos. Y es que queremos juntar las comunas con los áticos de lujo.

Entre los muchos ejemplos de este comportamiento bicéfalo está el tratamiento que se le da al cáñamo. Cannabis es un género con tres especies de plantas de flores perteneciente a la familia Cannabaceae. Cada una de esas especies posee diferentes propiedades lo que se traduce en diferentes usos, entre todos ellos podemos distinguir 3 grandes grupos: el cannabis recreativo, el cannabis terapéutico y el cannabis industrial.

¿Qué decir del cannabis recreativo que no se haya dicho ya? Nada, así que pasemos a los otros. Vale, vale. Sí hay algo que decir.

Este es sobre el que hay más posiciones enfrentadas entre los fumadores activos que defienden su derecho a ‘pasarlo bien’ con una sustancia considerada ‘droga blanda’ (entraría casi en la misma categoría que tabaco o alcohol, sólo que ésta es ilegal) y los detractores de los medios artificiales para ‘pasarlo bien’. Señores ya tienen servido el debate.

¿Y del cannabis terapéutico? Pues decir que es el más aceptado pese a ser ilegal. Cuenta con muchos defensores entre colectivos médicos, científicos y de pacientes. Hay países en los que incluso se receta y puede comprarse en farmacias.

Entre sus usos terapéuticos se encuentran sobre todo aquellos relacionados con la reducción del dolor. También se usa para combatir los efectos secundarios de la quimioterapia en enfermos de cáncer, esclerosis múltiple, fibromialgia, etc. Recientemente se han realizado estudios en los que se demuestra que el cannabis ayuda al sistema inmunológico en la lucha contra los tumores.

Y todo ello sin contar su uso como ansiolítico. La sociedad actual exige mucho a los individuos que la conforman: estrés, explotación laboral, competencia y todo un sinfín de problemas. El cannabis puede ejercer una función ansiolítica igual que el resto de drogas legales, cuyo consumo ha aumentado un 60% en España en los últimos años. El cannabis es una alternativa natural y menos dañina que los ansiolíticos y las benzodiacepinas recetadas por los médicos.

En España proliferan las asociaciones de consumidores que acogen a enfermos que no quieren, pueden o saben acceder al mercado negro. Estas asociaciones basan su legalidad en el autocultivo y autoconsumo, sin obtener en ningún caso ningún beneficio económico.

Añadir que durante unos 3.000 años, hasta 1842, una gran variedad de extractos de marihuana, obtenidos a partir de hojas, brotes, raíces, etc. fueron las medicinas más comúnmente utilizadas para combatir las enfermedades y las que mejores resultados daban.

Y por último, el gran desconocido: El cannabis industrial que además es ¡ecológico! Algo muy en boga en los últimos años y que esperemos no sea una moda.

Aquí es cuando enlazamos con los ‘hipijos’. A saber: la fibra de cáñamo es la más larga, suave y durable conocida por el hombre, 3 veces más resistente que el algodón, además su tela es más suave, aislante, absorbente, fresca y duradera. 1 hectárea de cannabis puede producir tanta fibra útil como 4 de árboles o 2 de algodón. El papel de cannabis es más resistente y no requiere de ácidos ni cloro. Dura unas 75 veces más que los preparados de papiro, además de ser más fácil y barato de hacer y puede reciclarse hasta 7 veces. El aglomerado de cannabis resiste el doble que el de madera y sostiene mejor los clavos. Cualquier cosa hecha de madera o plástico podría ser hecha a partir de cáñamo que es materia biodegradable. El aceite de las semillas contiene la mayor cantidad de aceites grasos esenciales que se conozca en una planta. La proteína contenida en las semillas es la más completa y es el alimento más completo que puede se encuentra en una planta.

Y enlazamos también con Macaco y su regreso al origen, porque se cultiva en China desde el año 2800 a.C. El 90% de las velas y cuerdas para la navegación desde el siglo V a.C. hasta finales del siglo XIX d.C. fueron hechas con cáñamo. El 80% de todas las telas, tejidos usados por la humanidad para la fabricación de prendas de vestir, ropa de hilo, alfombras, cortinas, sábanas, toallas, pañales, edredones, tiendas de campañas, etc. fueron todos ellos fabricados con fibras de cannabis hasta principios de siglo XIX en los EE.UU y principios del XX en muchos países, hasta que su prohibición para evitar el consumo recreativo hizo caer también su producción industrial. Mi abuelo sin ir más lejos lo usaba para hacer cestos, cinturones y cordones de zapatos.

Entre las curiosidades históricas destacables está que el papel de cáñamo se utilizó en la impresión de las primeras Biblias de Gutemberg y en la 1ª Constitución de la Declaración de Independencia de EEUU; o que, en 1941, Henry Ford construyó un auto cuya carrocería estaba hecha de cáñamo y lo usaba también como combustible.

Su utilización y producción para estos usos es legal, en la actualidad todos los países industrializados cultivan cáñamo para su uso industrial.

Así pues recapitulemos: De los 3 usos principales del cannabis 1 es legal (industrial), además de ecológico; 1 es ampliamente aceptado pero no es legal (terapéutico) y únicamente su uso recreativo crea controversia.

Esto me lleva a 2 conclusiones:

1) Señores, dejen de discutir por la legalización total del cannabis. Háganlo por partes, como en otros países. Potencien el uso industrial que generará menos residuos, estimulará el reciclaje y beneficiará al planeta además de al bolsillo. Legalicen y controlen su uso terapéutico que ayudará a los pacientes y aumentará sus arcas al sacarlo del mercado negro y cobrar los impuestos pertinentes. Y metan en el mismo saco al cannabis recreativo, el alcohol y el tabaco y sigan debatiendo, que quien quiera hacerlo seguirá consumiendo.

2) Cuándo me preguntan si no tengo problemas morales por trabajar en la difusión de eventos como Expocannabis (que se celebra este fin de semana en Madrid y desde dónde escribo), Spannabis o ExpocannabisSur mi respuesta es: No. La ‘hipija’ y ‘macaca’ que llevo dentro se siente muy tranquila y concienciada ayudando al planeta y a aquellos que necesitan de sus propiedades medicinales. Sobre el resto: que cada cual aguante su vela: echar humo, beber o vivir en una nube.

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